El término “pedagogía” a menudo es
mal comprendido, él designa un campo de conocimientos y de
acciones cada vez más complejo. Destinada a los niños o a
los adultos, la pedagogía cuenta con una competencia técnica
y profesional y constituye un principio de estudio e investigación.
Ella no se reduce, como se entiende a veces, a un saber hacer
compartido por todos o a un quehacer infantilizante. Nuestra
sociedad desarrolla cada vez más “organizaciones aprendices”.
Formación, información y saber están en el centro de las principales
dinámicas sociales y hacen de la actividad pedagógica cada
vez más un asunto estratégico. Acaso, ¿Nuestra sociedad no
se vuelve pedagógica?
La pedagogía tiene por objeto el aspecto
sistemático de la actividad humana conductora de las acciones
educativas y de formación. Como toda actividad humana, tiene
sus principios y sus métodos; define una función humana, describe
una conducta específica, socialmente construida, principalmente
en la escuela y en las instituciones formadoras. La pedagogía
participa en los cambios y evoluciones a las que estamos asistiendo;
sin embargo, la pedagogía tiene también su propia historia
y su propia cultura: la de las prácticas, la de las maneras
de pensar y la sus propios modelos. Ella contribuye a la profesionalización
del oficios del profesor.
Pedagogía y escuela
La pedagogía, el hecho y su estudio
“La Pedagogía no es una ciencia, ella
no tiene el derecho de ser paciente”, afirmaba Durkheim (1925).
Pero, agregaba, “ella tampoco es un arte: nosotros no hubiéramos
fácilmente confiado una clase ni a Montaigne ni a Rousseau.”
La pedagogía sería entonces un asunto intermedio entre el
arte y la ciencia: “Ella no es el arte, porque no es un sistema
de prácticas organizadas, sino de ideas relativas a esas prácticas.
Es un conjunto de teorías; (...) las teorías pedagógicas tienen
por objeto inmediato guiar la conducta.” Durkheim, muestra
la relación fundadora de la teoría y la práctica para la pedagogía,
definida, en su naturaleza mixta, como “teoría/práctica”.
Si bien, la expresión no da cuenta absoluta del pensamiento
pedagógica, explica la problemática: “la problemática, decía
él, no es otra cosa que la reflexión más metódica y la mejor
documentada posible, puesta al servicio de la práctica de
la enseñanza.” Esta naturaleza mixta, este saber termina expresándose
en un solo término: “pedagogía”, que designa para una actividad
el hecho de su estudio:
- el hecho pedagógico está constituido
por el trabajo pedagógico, unidad funcional de tareas,
de roles, de competencias y de saberes utilizables. Profesor
y estudiante, formador y formado, adulto y niño, saberes y
aprendizajes, escuela y clase, etc., son las modalidades observables,
la pedagogía visible. El trabajo pedagógico es tanto del profesor
como del estudiante. Enseñar no define sino la parte, el punto
de vista del profesor. La pedagogía, supone enfrentar también
la parte del alumno. Ser “pedagogo” (o más justamente hacer
acto de pedagogía) consiste así pues, en situarse en la lógica
de una acción contextualizada: por ejemplo enseñar a los alumnos
en un establecimiento escolar, pero también en otros contextos
posibles asociados al desarrollo de la actividad social misma
(ampliación de la escolaridad, formación profesional, educación
continua, etc.). Estos contextos y la diversidad de situaciones
posibles hacen del hecho pedagógico un conjunto cada
vez más complejo tanto al nivel de los medios, de los métodos
como de las organizaciones. Este rasgo está marcado por la
relación entre la pedagogía y los modos sociales de formación;el estudio pedagógico tiene por
objeto las representaciones y las coherencias pensadas o inducidas
por esta actividad. Del hacer se pasa al cómo hacer y al porqué.
El estudio pedagógico es la parte de la concepción (implícita
o explícita, cultural o profesional) de la pedagogía. Destaquemos
aquí los principios de su funcionamiento: porqué o cómo esto
marcha o no marcha. Así la pedagogía, concebida como la dimensión
del análisis de las acciones, es también objeto de investigación.
Lo que supone una ruptura significativa con la manera como
el sentido común define el término.
Entre estas dos modalidades, en un
ir y venir entre pensar y hacer, la actividad pedagógica se
define por este conjunto pensar y actuar. No existe pedagogía
sin práctica. Pero no existe práctica pedagógica sin práctica
consciente y controlada, fundada sobre la coherencia de un
principio que la organiza y la explica. No se puede hacer
todo. La pedagogía es a la vez una implicación y una explicación,
esto da cuenta de un modelo, manera de pensar que procede
tanto de la idea como de la realidad.